“Mi vida es viajar por el mundo y poder compartir con vosotros todas mis vivencias”. Guatemala es un destino todavía virgen y fuera de los circuitos del “gran turismo” convirtiéndolo en un destino inolvidable, para disfrutar de su cultura, su gente, increíbles paisajes y su pasión por la vida tradicional. Pocos lugares en el mundo permanecen con esta esencia, y por ello merece la pena aprovechar el momento para conocer este fascinante destino. Durante la Semana Santa de 2020, teníamos previsto de hacer un viaje a Guatemala, desgraciadamente la pandemia truncó nuestras expectativas, pero las ganas de descubrir este desconocido destino de Centroamérica seguían intactas. Ya que no solo cubrió las expectativas, si no que las mejoró.
Para gran sorpresa, además de ser un país virgen, es un destino muy seguro, de gentes afables, buena comida, precios asequibles y naturaleza exuberante. Por supuesto sin olvidarnos de ser uno de los tesoros Mayas más inexplorados del planeta. La aventura empezó en Chichicastenango, ¡un plato fuerte como entrante! Allí se celebra el mercado más grande de Latinoamérica dos veces por semana. Lo bueno, lo espectacular es que no es un mercado pensado para el turista, sino un lugar para la compra del lugareño….
¡Una auténtica experiencia de la vida!
El poder mezclarse con miles de indígenas guatemaltecos en su jornada diaria! Seguimos nuestro viaje a Guatemala con la estancia en el lago Atitlán. Un lago natural formado en el cráter del volcán del mismo nombre y rodeado de volcanes, que da una energía mágica y mística al lugar, aparte de ser de una belleza inigualable. Panajachel y San Juan de la Laguna son pueblos incomparables.
De allí volamos a Flores, capital de la zona arqueológica y de la cultura Maya. En el transcurso del vuelo comienza la maravilla: despegar y ver los cráteres humeantes en erupción ya en sí mismo, es todo un sueño. Una vez allí, nos fuimos a Yaxhá, lugar visitado por solo 8.000 personas al año, lo que lo convierte en único. Las pirámides escalonadas, la naturaleza exultante, la fauna, el sonido de la naturaleza, la paz; todo ello consolida a este magnífico destino en la gran y desconocida joya de este viaje y quizás de todo el mundo Maya.
Continuamos nuestra ruta en Tikal, por supuesto no defrauda y, además, tuvimos la gran suerte de coincidir con un grupo de lugareños que estaban realizando un ritual religioso en la plaza principal. Logrando que nos sintiéramos totalmente fuera de lugar y de otra época. Sin duda, uno de esos momentos en la vida en los que uno se quedaría para siempre, de los que no se olvida. Un paréntesis en el tiempo.
Finalizamos el viaje a Guatemala con el broche de oro. ¿Existe hoy en día ciudad con más encanto en el mundo que Antigua de Guatemala? ¡¡Pues difícil encontrarla!! y lo dice uno que ha recorrido mucho mundo. Sus calles empedradas, sus bares y restaurantes típicos, las galerías de arte, sus iglesias, la gentileza de sus gentes, y el lugar de los lugares, el cerro de la cruz…. ¡qué lugar, que vistas, que momento el que se vive allí! ¡Guardado en la retina para siempre! Si además, te alojas en el Hotel Camino Real de Antigua, un antiguo palacio de estilosa clase y excelente servicio, un verdadero hotel colonial de 5 estrellas – verás que Guatemala y en especial, Antigua, es un destino que hoy en día no podrás dejar de visitar. ¡¡Visita Guatemala, y no tardes en hacerlo!! ¡¡Consejo de viajero experimentado!!